10 consejos a ofrecer desde las bibliotecas para evitar el plagio en trabajos académicos y de investigación
Las bibliotecas están llenas de información para ser consultada, analizada y compartida… pero no para ser plagiada. Tristemente el plagio es una acción utilizada por algunas personas para otorgarse como propias informaciones, contenidos u obras que no lo son. Ya sabéis lo que esto puede suponer tanto para el autor original de una obra, el cual ha plasmado su conocimiento con esfuerzo y mucha dedicación, como para la persona que trata de adueñarse de algo que no le pertenece, hecho que con el tiempo termina dañando su reputación.
Según palabras publicadas en El País del que fuera rector de la Universidad de Lleida y presidente de la Crue Universidades Españolas, Antonio Fernández Díaz, «No hay peor corrupción en la universidad que el plagio. Más que el tema económico o cualquier otro, el plagio intelectual es la peor corrupción que puede haber en la universidad, porque quiebra la confianza de todo. Estamos para dar conocimiento nuevo de la realidad y que sea de calidad por el método científico. Cuando eso no se produce, no hay cosa que penalice más.»
El acceso a la información es un derecho fundamental de la sociedad… y que las bibliotecas ofrecen de manera libre y gratuita. Eso sí, que el acceso sea libre y gratuito no significa que se puedan copiar parcial o totalmente las obras que hay en ellas. Hay que recordar que las obras están protegidas por la propiedad intelectual de sus autores o titulares. Es por ello por lo que la labor informativa y formativa de las bibliotecas es fundamental para mostrar la importancia de las obras y contenidos originales en trabajos de investigación y académicos, así como para salvaguardar la protección del derecho de autor.
En la terminología jurídica, la expresión «derecho de autor» se utiliza para describir los derechos de los creadores sobre sus obras literarias y artísticas. Las obras que se prestan a la protección por derecho de autor van desde los libros, la música, la pintura, la escultura y las películas hasta los programas informáticos, las bases de datos, los anuncios publicitarios, los mapas y los dibujos técnicos.
Son muchas las bibliotecas, sobre todo las universitarias, que abordan el tema del plagio para informar a la comunidad académica. Por ejemplo, la Biblioteca de la Universidad de La Rioja hace un claro llamamiento a que no se plagie y se citen las fuentes, la Biblioteca de la Universidad de Extremadura ofrece información para evitar el plagio, la Biblioteca de la Universidad de Alcalá señala una serie de herramientas para evitar el plagio o la Biblioteca de la Universidad de Cantabria y la definición y sus consejos para evitar el plagio.
Plagiar es «Copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias» (R.A.E.). Hay muchas modalidades de plagio y, por ejemplo, es plagio:
– Incluir frases, datos, imágenes de otros autores en un texto propio sin citar su origen.
– Resumir, adoptar o desarrollar una idea ajena sin citar su procedencia.
– Hacer pasar como propio un trabajo que ha sido escrito por otra persona.
– Presentar como si fuera nuevo un trabajo personal que ya hemos utilizado en otra ocasión.
– Copiar contenidos multimedia sin permiso y sin citar a los autores: música, vídeo, gráficos, etc.
Y es esto último (los consejos para evitar el plagio que nos ofrece la Biblioteca de la Universidad de Cantabria) lo que queremos compartir con todos vosotros para dar difusión, visibilidad e importancia al tema de evitar el plagio en los trabajos académicos y de investigación. En resumen, dichos consejos hablan de la importancia del aprendizaje y de la creación de conocimiento original, de las referencias bibliográficas y la citación de fuentes, así como del seguimiento de las reglas académicas en los trabajos.
10 consejos para evitar el plagio (Biblioteca de la Universidad de Cantabria)
- Un trabajo académico debe ser original porque sirve para dar cuenta de lo que tú has aprendido, descubierto o proyectado, en el marco de una asignatura o culminando una titulación.
- Un trabajo riguroso y solvente debe, además, estar documentado, es decir, ha de basarse en el conocimiento científico existente: teorías, ideas, conceptos, datos, normativa, estado del arte, etc.
- En tu trabajo puedes, por tanto, incorporar contenido de las fuentes de información ajenas en las que te basas, siempre que lo adviertas claramente, diferenciándolo del resto.
- La cantidad de información ajena que puedes incluir en tu trabajo depende de sus objetivos y metodología; consulta con quien te lo dirija; son distintos un estudio de revisión, un proyecto de ingeniería, etc.
- Hacer pasar por propias las ideas, frases o datos ajenos es plagio, viola las reglas académicas y el derecho de autor; cometer plagio te impide aprender, no te prepara como profesional y puede detectarse.
- Al consultar fuentes de información toma notas en un archivo intermedio para su análisis e identificación posteriores; no copies y pegues fragmentos directamente en tu trabajo.
- A menudo interesa recoger en el trabajo las ideas de una fuente de información; en este caso resúmelas con tus propias palabras, no con las que usa el autor, y cita la procedencia y autoría de las mismas.
- Si necesitas insertar en tu trabajo frases literales de una fuente de información, ponlas entre comillas, en cursiva o en un párrafo aparte sangrado, si es largo, y cita la procedencia y autoría.
- Para incluir en tu trabajo imágenes, gráficos o tablas con datos obtenidos de una fuente de información cita en el pie de la figura la procedencia y autoría: Fuente: …
- Para hacer todo esto oriéntate sobre las técnicas y estilos de citación bibliográfica; también puedes usar software bibliográfico. Consulta sobre estas cuestiones en la Biblioteca.
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