Caminando hacia el futuro de las bibliotecas con AbsysNet
No estamos seguros de que nadie sepa cómo va a ser el futuro. Nosotros, por supuesto, tampoco. Pero estamos casi seguros de que la labor de las bibliotecas y de los profesionales que trabajan en ellas va a seguir siendo fundamental.
Las bibliotecas hace ya muchos años que trabajan para reducir las distancias entre la lectura, la información, los servicios culturales y de aprendizaje, los contenidos en diferentes soportes y medios… y los usuarios, especialmente aquellos con menos facilidades para acceder a ellos. Por eso, algunos ya nos habíamos dado cuenta de que las bibliotecas, sin dejar de tener una realidad física y unos edificios concretos en los que acoger a la comunidad a la que atienden, son un servicio que casi siempre va más allá del espacio físico que ocupan.
Por ejemplo, hace ya varias décadas que bibliotecas ubicadas en diferentes espacios (algunas veces muy distantes) trabajan en red y, como consecuencia, funcionan de forma coordinada, comparten recursos, usuarios, políticas y presupuestos. De esta manera, ofrecen servicios que trascienden su realidad física más evidente o su espacio más inmediato. Por poner un ejemplo sencillo, prestan libros que no poseen en sus baldas y que se encargan de conseguir en lugares, a veces muy distantes, pero que no dejan de ser parte de esa gran biblioteca de la que forma parte.
Tenemos la satisfacción de poder decir que muchas de esas redes de bibliotecas que ofrecen servicios coordinados han salido adelante y apoyan gran cantidad de los servicios que ofrecen en las funcionalidades de AbsysNet, que ya desde su primera versión apostó muy fuerte por este modelo de gran biblioteca en red.
Con el paso del tiempo, y el desarrollo de contenidos y servicios de naturaleza eminentemente digital o electrónica, hay quienes empiezan a hablar de que lo impreso y el mundo físico de las salas de lectura y las estanterías están pasados de moda y que la biblioteca debe empezar a renunciar a ser un espacio físico para ser sólo un servicio al que se accede por Internet.
Es verdad que nos encaminamos, y en gran medida ya estamos dentro, a un escenario cambiante en el que aparecen muchas cosas nuevas. Pero también es cierto que conviven o nos recuerdan a cosas de toda la vida. Surgen nuevas formas de leer, nuevos dispositivos y soportes que conviven con los libros y revistas de toda la vida y en los que, muchas veces, se recogen los mismos contenidos en papel y en digital. Al mismo tiempo, fenómenos como la autoedición, la co-creación y el fácil acceso a herramientas de edición digital no sólo de textos sino también de contenidos audiovisuales, introducen nuevos agentes, nuevas formas de aproximarse a la creación literaria y audiovisual y a su difusión que pueden hacer que las bibliotecas sean espacios que, además de acercar contenidos culturales o educativos a sus usuarios, sean también un espacio para que estos usuarios realicen o desde el que difundan sus creaciones.
Nunca ha sido más fácil saber lo que puede estar pasando en el otro lado del mundo en este mismo momento e incluso interactuar con personas y acontecimientos que están a miles de kilómetros, pero, las mismas herramientas que nos permiten esa conexión con lo remoto, nos dan facilidades increíbles para conocer y difundir lo nuestro, lo local, en nuestro entorno inmediato y, al mismo tiempo, en cualquier parte de nuestro mundo.
En este contexto, puede parecer que sólo tiene sentido lo digital, lo que es accesible desde la red. Pero la experiencia nos dice que, igual que el cine no acabó con el teatro o la televisión con la radio, la aparición y el impacto de lo digital y electrónico, no van a acabar con lo analógico, con los espacios físicos donde la gente se encuentra, donde es posible tener una conversación o trabajar mano a mano. Estos dos mundos van a convivir y se van a mezclar, al menos en el futuro más próximo, produciendo en muchos casos interesantísimos procesos de hibridación cultural en los que las bibliotecas tienen mucho que aportar.
Por ejemplo, ahora ya hay clubs de lectura de libros en papel que “se reúnen” por Internet, junto a otros que se juntan en una sala de las de toda la vida, en la biblioteca de su barrio, para comentar un libro al que han accedido en formato electrónico.
El bibliotecario seguirá siendo ese profesional que selecciona contenidos, ahora en formatos muy diferentes, los gestiona en “almacenes” o “salas de lectura” unas veces físicas y otras virtuales, los describe y los acerca a las necesidades y posibilidades reales de sus usuarios. Y el medio para hacerlo sigue siendo el viejo y denostado catálogo.
En este nuevo contexto, el bibliotecario ya no debe limitarse a ofrecer aquello que puede comprar físicamente o que recibe en donación. Ahora puede ir a buscar cosas disponibles en la red o en otros catálogos y repositorios, seleccionarlo, enlazarlo y hacerlo formar parte de su colección híbrida en una biblioteca cada vez más ubicua, que está allí donde sus usuarios la necesitan. Una biblioteca que está en un edificio o en varios como hasta ahora, pero que también está en la red. Localizando y acercando cosas que pueden interesar a sus usuarios, pero también ayudando a difundir sus propias creaciones o el patrimonio cultural local.
Hace ya algún tiempo hablábamos en Comunidad Baratz de uno de esos proyectos locales y globales al mismo tiempo. De una de esas iniciativas que, apoyándose en contenidos mezclados y de orígenes diversos, construye un servicio bibliotecario homogéneo y coherente, precisamente gracias a la utilización de una equilibrada combinación de tecnología y sentido común, de método profesional y creatividad, de tradición bibliotecaria y apoyo comunitario. Hablábamos de la biblioteca digital de Pozuelo de Alarcón. Este proyecto contiene muchos de los elementos que creemos que son las características de las bibliotecas del futuro:
- Tiene sentido porque está al servicio de una comunidad: tiene un propósito muy sencillo que consiste en recopilar y acercar a los ciudadanos de Pozuelo la historia más lejana, pero también la más cercana de su municipio
- No entiende de falsas barreras entre soportes o formatos y ha recopilado para esta colección fotografías, carteles, libros, artículos de revistas, documentos de archivo, contenidos digitales, …
- No se limita a recoger aquello que tiene en sus depósitos e incluye en esta colección virtual contenidos y referencias de otros catálogos de bibliotecas o archivos.
- Fomenta la participación de los usuarios y co-crea con ellos a partir de fondos cedidos temporalmente para su digitalización por los propios vecinos, como fotos, folletos, carteles, …
Por lo tanto, construye un escaparate digital en la red, pero construido en parte por personas que se acercan físicamente a la biblioteca, con sus fotografías antiguas, sus papeles y, muchas veces, también con una historia que contar que ayude a poner en contexto esa parte de la historia o ese edificio ya desaparecido.
AbsysNet ya permite gestionar y publicar en un opac altamente personalizable este tipo de proyectos que mezclan contenidos en papel, digitalizaciones propias, recursos digitales enlazados desde repositorios especializados, plataformas comerciales, … La versión 2.2 contribuirá además a que la presentación resulte más dinámica, atractiva y fácil de personalizar.
AbsysNet también permite crear y publicar páginas complementarias que expliquen la naturaleza del proyecto, glosen los contenidos o simplemente cuenten aquello que la biblioteca necesita contar sin necesidad de salir del opac. Proyectos como este de Pozuelo o el de la Universidad Nebrija utilizan ampliamente esta funcionalidad.
Pero, junto a esta importancia creciente de lo digital, creemos que aparecen nuevas oportunidades para que las bibliotecas utilicen sus espacios y recursos físicos. Somos conscientes también de que la biblioteca se puede convertir en un espacio al que los estudiantes o cualquier ciudadano acudan a utilizar recursos y herramientas a los que no puede acceder por sus propios medios, porque, como decíamos más arriba, la biblioteca del futuro es un lugar donde también se crea utilizando herramientas y servicios especializados. Son cada vez más habituales las bibliotecas que, junto a las tradicionales salas de trabajo y dispositivos electrónicos más normales como ordenadores personales, tabletas o ereaders, ofrecen a sus usuarios la posibilidad de utilizar equipos especializados en edición de audio y video, salas de ensayo o grabación, cámaras, instrumentos musicales, impresoras 3D e incluso servicios de formación o asesoría en el uso de estas tecnologías. Por esta razón, hemos integrado en la versión 2.2 de AbsysNet un módulo nuevo orientado específicamente a la gestión de la reserva y utilización ordenada de este tipo de recursos que no son tan abundantes como, por ejemplo, los libros y que requieren una gestión de tiempos de uso especializada, más ordenada y predecible.
Como la biblioteca también está integrada en un organismo local, su universidad, su municipio o gobierno autonómico, su museo, su organismo de la administración, … creemos que debe contar con herramientas que permitan conectar sus contenidos y servicios digitales, herramientas basadas en servicios web para que algunas barreras entre los servicios que presta la biblioteca y los que presta el resto de la institución sean cada vez menos perceptibles y sea posible, por ejemplo, inscribirse en la biblioteca y los servicios deportivos con un sólo proceso. El conjunto de APIs (WS) opcionales disponibles junto a la versión 2.2 refuerzan el perfil de AbsysNet como servicio integrable dentro del ecosistema de aplicaciones corporativas.
Para borrar barreras entre los servicios de consulta y acceso a la información que ofrece la biblioteca, también creemos que las herramientas de descubrimiento (discovery services) que poco a poco se han ido convirtiendo en un complemento imprescindible de la colección propia, especialmente en las bibliotecas académicas, también tienen su lugar en el opac y la versión 2.2 ofrece la posibilidad de integrar la consulta de los servicios de EDS en él.
Nos gusta pensar que la biblioteca tiene y tendrá unos cimientos sólidos, aunque con unos muros muy porosos y en cierto modo móviles, abiertos a influencias y conexiones. Una biblioteca que, sin dejar de estar en un espacio físico y potenciando su valor añadido, no renuncia a ocupar todos los espacios virtuales que puedan mejorar la forma en que sirve a su comunidad.
Y AbsysNet sigue evolucionando para estar ahí, ofreciendo herramientas y soluciones.
Las ideas, el trabajo y la creatividad las pones tú.
Carlos Martínez Gallo
Director del Área de Bibliotecas en Baratz
Imagen superior cortesía de Shutterstock