Las 10 proclamas del «Manifiesto de la literatura juvenil»
Hay una etapa en nuestra vida como lectores en la cual nos hacemos mayores de repente. Aquellos libros infantiles que nos gustaban y apasionaban ya no nos aportan tanto como antes. «Ya somos mayores», como nos gusta (o gustaba) definirnos. Queremos libros con historias y personajes más desarrollados y complicados, y con los cuales poder identificarnos. El problema reside es que es un salto muy grande pasar de la literatura infantil a la adulta, pero por eso ha venido a rescatarnos la literatura juvenil.
La literatura juvenil trata de cubrir ese hueco literario existente entre los libros infantiles y los libros para adultos. Esta literatura se enfoca directamente sobre lectores que se encuentran en su adolescencia y, por lo tanto, posee una serie de características propias para llegar y enganchar a este público tan exigente. Según el artículo «Un subgénero literario imprescindible en el sistema educativo: Necesidad y definición de la literatura juvenil», de Julián Montesinos Ruíz, la literatura juvenil trata sobre temas de actualidad y toca de lleno en el día a día de los jóvenes con una vocabulario y expresiones propias de esta etapa de la vida.
A este respecto, Javier Ruescas (2012) opina que las novelas juveniles están narradas de manera menos compleja, trabajando conceptos claros con los que el lector se siente identificado, lo que no quiere decir que sean peor que las escritas para adultos.