10 confesiones de una romántica de los libros en papel
Los libros en papel nos enamoran. Y ya no solamente por su contenido (y que es el mismo que el de los libros digitales), sino por algo que va más allá y que tiene que ver con la afectividad y utilidad del libro como objeto en nuestra vida. Nos gusta su tacto, su olor, lo bien que quedan en las estanterías, sus dedicatorias, dejárselos a nuestros amigos y familiares… En fin, nos gustan tantas cosas de ellos que es fácil estar enganchados a su coleccionismo, aunque luego no lleguemos a leerlos. (A eso se le llama Tsundoku)
Hoy queremos compartir con vosotros una imagen de Lara Romero, y en la cual se confiesa como romántica de los libros en papel. Romanticismo que compartimos muchas personas, lo cual no quiere decir que no veamos la utilidad de los libros electrónicos… que esto quede claro. No es la primera vez que compartimos sus imágenes (¡son buenísimas!). Anteriormente ya lo hicimos cuando hablamos sobre los momentos en los cuales aprovechar para leer y en el post que publicamos recientemente sobre la responsabilidad que tenemos todas las personas en la creación del hábito lector de los más jóvenes.
Y es verdad que los libros en papel son buenos y fieles compañeros de viaje y de la vida. Nos facilitan el descubrimiento e invitan a curiosear. También es verdad que nos facilitan el compartir y nos ayudan a desconectar de tanta tecnología que nos rodea. Los queremos y les damos importancia, tanto como para ocupar buenas estanterías en nuestras casas. Nos seducen y nos encantan las “cicatrices” (marcas en las hojas, anotaciones, dobleces…) que van adquiriendo con el paso de los años.