El libro infantil y juvenil a través del tiempo
La literatura infantil y juvenil es la literatura dirigida a los lectores no adultos, desde los prelectores a los lectores adolescentes. El concepto de literatura juvenil se utiliza con menor frecuencia, se trata de grupos de edades diferentes a los que se le ofrecen temas, estilos y formas narrativas distintas. En los estudios académicos, el conjunto se designa normalmente con la abreviatura LIJ.
La literatura infantil, dirigida a los más pequeños, debe tener una serie de características clave. Los temas deben ser aquellos en los que se identifiquen: de 0 a 3 años los temas monográficos como el colegio o libros para manipular, de 3 a 6 años los libros en los que los protagonistas sean animales o que cuenten historias de niños en los que se reconozcan y de 6 a 8 años los textos de fantasía. El lenguaje debe ser sencillo y con frases cortas; la estructura debe incluir planteamiento, nudo y desenlace; el tiempo tiene que ser fijo, ya que, si se cambian los tiempos verbales, los niños pierden el hilo de la historia y abandonan el libro. El formato puede incluir troquelados y texturas, estos libros deben llevar poco texto y muchas imágenes con colores. Y también es importante que incluyan valores como la igualdad social, la igualdad de género, la protección del medio ambiente y la autoestima.
La literatura juvenil, destinada a los adolescentes, también tiene que tener una serie de características. Debe tratar temas en los que se sientan identificados: amor, soledad, rabia, búsqueda de la propia identidad, entorno social y afectivo, etc.; las narraciones deben tender a ser menos complejas que las dirigidas a personas adultas; se debe utilizar más el estilo directo que el indirecto; debe predominar el monólogo interior; se debe representar el pensamiento y el lenguaje adolescente; y la estructura de la obra suele ser cerrada.
Historia de la literatura infantil y juvenil
1. Edad Media y Renacimiento
El acceso a los libros era muy limitado y su elaboración muy complicada, puesto que no había casi demanda dado el nivel de analfabetismo generalizado. La literatura dirigida a los niños se caracterizaba por su carácter pedagógico como abecedarios y bestiarios. Durante mucho tiempo, tanto los adultos como los niños compartieron las mismas lecturas como El Cantar de mio Cid o El Conde Lucanor. También destacan las obras de Ramón Llull dedicadas a la educación y a los proverbios con carácter moralizante.
Con la llegada de la imprenta se fueron editando libros que hasta entonces solo se conocían por versiones orales. Uno de los primeros fue la traducción al castellano de las Fábulas de Esopo.
2. Los siglos XVII y XVIII
En Francia, en el siglo XVII, sobresalió Charles Perrault con Cuentos de antaño, que incluye relatos populares franceses e italianos y leyendas célticas que se convirtieron en clásicos, ejemplos de ello son La Cenicienta, Caperucita Roja o El Gato con Botas. En Alemania, destacó la edición del Orbis sensualium pictus, escrito por Juan Amos Comenio, esta obra defiende la coeducación y el jardín de infancia. Y en España, el Fabulario de Sebastián Mey tuvo mucho éxito, eran 57 fábulas y cuentos que finalizaban con una lección moral.
En el siglo XVIII, la literatura infantil comienza a despuntar en Europa. En España, se publicó la primera publicación periódica dirigida al público infantil, La Gazeta de los niños, creada por Bernabé y José Canga Argüelles y publicada en Madrid en 1798, por el taller de Antonio de Sancha, uno de los impresores más importantes de la época. En Inglaterra se publicó Robinson Crusoe, de Daniel Defoe y Los viajes de Gulliver de Jonathan Swift. Ambas novelas, de aventuras, estaban escritas para adultos, pero se convirtieron en lecturas recomendadas para niños. En 1745, en Londres, se abrió la primera librería y editorial para niños llamada La Biblia y el Sol. En Francia, Jeanne-Marie Leprince de Beaumont, en 1757, escribió El almacén de los niños, que incluía el cuento de La Bella y la Bestia. Fue a partir de la obra Emilio o De la educación de Jean-Jacques Rousseau, cuando se empieza a ver que los más pequeños tienen unas características de lectura propias. Y entonces, se comienza a pensar en una literatura infantil dirigida exclusivamente para niños.
3. El siglo XIX
A comienzos del siglo XIX, el Romanticismo propició el auge de la fantasía y en esta etapa nacieron grandes clásicos de la literatura infantil. Los hermanos alemanes Jacob y Wilhelm Grimm escribieron Cuentos para la infancia y el hogar, entre los cuentos que se han vuelto famosos de esta colección se encuentran Hansel y Gretel, La bella durmiente o Blancanieves. Hans Christian Andersen destacó la sensibilidad de los personajes en sus cuentos, por ejemplo en El patito feo.
En la segunda mitad del siglo XIX, apareció la literatura científica, de la mano de Jules Verne, con Viaje al centro de la Tierra y Veinte mil leguas de viaje submarino. La novela de aventuras también destacó, gracias a La isla del tesoro del escocés Robert Louis Stevenson o Las aventuras de Tom Sawyer, de Mark Twain. Por otro lado, el británico Lewis Carroll, con Alicia en el país de las maravillas, escribió la que está considerada como una de las mejores novelas del género del Sinsentido.
En España destacó Cecilia Böhl de Faber con Cuentos, oraciones, adivinanzas y refranes populares e infantiles, firmados bajo el seudónimo de Fernán Caballero. Luis Coloma Roldán popularizó el personaje del Ratoncito Pérez, incluido en la colección Lecturas recreativas de 1884. La editorial Saturnino Calleja se hizo popular en España por la edición de cuentos infantiles, con una gran cantidad de ilustraciones y un precio reducido gracias a sus enormes tiradas. Difundió textos tan famosos como Las mil y una noches, dentro de la colección Cuentos de Calleja. También realizó la primera edición de Platero y yo de Juan Ramón Jiménez y publicó diversas ediciones de Don Quijote, entre ellas una con papel rosa o una microscópica.
4. El siglo XX
A comienzos del siglo XX, se comenzó a tener en cuenta la psicología del niño, sus intereses y sus experiencias y se empezaron a abordar temas como la superación de los miedos, la libertad, la rebeldía, los sueños o los deseos. En 1904 nació el personaje Peter Pan, de J. M. Barrie y en 1935 Pamela Travers escribió Mary Poppins. Además, en esta primera mitad de siglo, surge uno de los personajes más importantes de la literatura: El principito de Antoine de Saint-Exupéry, aunque está considerada una obra infantil, trata temas como el amor, la pérdida y la ansiedad.
En la segunda mitad del siglo XX, se publicó La historia interminable de Michael Ende. Se trata de una novela que a pesar de haber sido calificada como “un nuevo clásico de la literatura juvenil”, siempre fue defendida por su autor como una novela que va más allá de la mera narración para convertirse en una crítica. La problemática en los adolescentes vino de la mano de la autora estadounidense Susan Eloise Hinton con Rebeldes. Un texto que suscitó un gran debate por el tratamiento de la violencia y el consumo de alcohol entre los menores, incluso se llegó a prohibir en algunas bibliotecas y escuelas. Además de la novela, también tuvo una gran notoriedad el cómic, personajes como Superman, Astérix y Obélix o Tintín tuvieron una influencia mundial. En España destacaron Mortadelo y Filemón y Zipi y Zape.
En España, la Segunda República trajo una renovación educativa y con ella comenzaron a crearse las primeras bibliotecas escolares. Sin embargo, con el estallido de la Guerra Civil y durante la posguerra, España se alejó del proceso de desarrollo que tuvo el libro infantil y juvenil en el resto de Europa, donde experimentó un profundo cambio tras la Segunda Guerra Mundial, adoptando nuevos valores como la libertad, la solidaridad y la autonomía del niño. Hasta los años 60 y 70, la literatura infantil española no alcanzaría estas nuevas corrientes europeas.
5. El siglo XXI
A comienzos del siglo XXI, aumentaron las ventas y la producción literaria infantil y alcanzaron unas cotas bastante altas. Cabe destacar a la escritora británica J.K. Rowling. Su saga de Harry Potter ha sido traducida a más de sesenta idiomas, su primer libro, Harry Potter y la piedra filosofal fue publicado en 1997. También tiene una mención especial la colección de Gerónimo Stilton, escrita por Elisabetta Dami, o El Diario de Greg, del escritor y dibujante Jeff Kinney. En España encontramos la colección de Los Futbolísimos de Roberto Santiago, que resaltan la amistad y el trabajo en equipo. O la trilogía Memorias de Idhún o Guardianes de la Ciudadela de la escritora valenciana Laura Gallego, que es un referente en la literatura juvenil, entre otros.
La literatura infantil y juvenil a día de hoy
Actualmente, el libro infantil está en un momento de crecimiento. Respecto a las editoriales de literatura infantil y juvenil, cabe mencionar que los grandes grupos como SM, Alfaguara, Anaya y Edelvives continúan en el mercado lanzando nuevas colecciones cada año. Pero han aparecido nuevas editoriales a lo largo de estos años, que ofrecen una oferta de gran calidad y creatividad, como Kalandraka, Bambú, Kókinos o Media Vaca.
En los últimos tiempos se ha hablado mucho de la literatura Crossover, una literatura escrita tanto para jóvenes como para adultos. Este fenómeno saltó, al ámbito literario, hace unos años y ha venido para quedarse. Ejemplo de ello es la tetralogía de Los juegos del hambre de Suzanne Collins o La ladrona de libros de Markus Zusak. Así, la literatura juvenil, que siempre ha estado más infravalorada y poco reconocida, se está viendo revalorizada gracias a esta ruptura de fronteras de edad.
Imagen superior de literatura infantil y juvenil cortesía de Shutterstock