Las obras de Lorca, Unamuno y Valle-Inclán pasan a dominio público
El 1 de enero es un día a tener bien señalado en el calendario ya que es el denominado “Día del Dominio Público”. Y es que todos los años empezamos con una serie de autores cuyas obras que pasan a dominio público por cumplirse sus derechos de explotación. Trágicamente 1936 fue un año en el cual muchas personas murieron, entre ellas muchos escritores, por el inicio de la Guerra Civil Española.
Actualmente en España los derechos de explotación de una obra está en 70 años después de la muerte del autor (contados desde el 1 de enero del año siguiente a su muerte), aunque hay una excepción que sube esta cifra a 80 años y es para autores fallecidos antes del 7 de diciembre de 1987.
Habría que tener en cuenta que si una obra entra a dominio público no significa que se vaya a leer más… significa que dichas obras pueden ser editadas, reproducidas o difundidas públicamente. También habría que tener en cuenta que aunque las obras de un autor pasen a dominio público no significa que las obras derivadas de ellas también lo hagan. Como por ejemplo las traducciones, las cuales tendrán sus propios derechos y tiempos.
Autores españoles que pasan a dominio público en 2017
Siendo fiel a la cita, la Biblioteca Nacional de España nos facilita el listado de autores en dominio público en 2017. Dicha lista está compuesta de un total de 377 autores, entre los que destacan Federico García Lorca, Miguel de Unamuno, Pedro Muñoz Seca, Ramón Valle Peña, Ramiro de Maeztu y Ramón María del Valle-Inclán, entre otros.
La Biblioteca Digital Hispánica pone a disposición de todas las personas interesadas las obras digitalizadas de los autores fallecidos en 1936 de manera libre y gratuita:
Federico García Lorca
Podéis acceder a estas digitalizaciones libre y gratuitamente en nuestra Biblioteca Digital https://t.co/KKLOdvbJqr pic.twitter.com/uXNy5Fvghs
— Biblioteca Nacional (@BNE_biblioteca) 2 de enero de 2017
Miguel de Unamuno
Entre los grandes autores cuyas obras han pasado al dominio público se encuentra Miguel de Unamuno (1864-1936) https://t.co/TJFn0FbfDb pic.twitter.com/FfWiksLBkV
— Biblioteca Nacional (@BNE_biblioteca) 2 de enero de 2017
Pedro Muñoz Seca
Puñal de puño de aluño
Puñal de bruñido acero
orgullo del puñalero
que te forjó y te dio bruñoObras de Muñoz Seca: https://t.co/httE2ciNbn pic.twitter.com/fZODlfD06I
— Biblioteca Nacional (@BNE_biblioteca) 2 de enero de 2017
Ramón Valle Peña
También podéis acceder a la obra de Ramón Valle Peña, más conocido como Valle-Inclán https://t.co/stQqn4q1ty pic.twitter.com/eiX7Rm5H8v
— Biblioteca Nacional (@BNE_biblioteca) 2 de enero de 2017
Ramiro de Maeztu
Ramiro de Maeztu es otro autor cuya obra pasa a dominio público y está disponible en nuestra Biblioteca Digital https://t.co/XerPGQp37s pic.twitter.com/Vnhq3ghL48
— Biblioteca Nacional (@BNE_biblioteca) 2 de enero de 2017
El sitio web Actualidad Literatura destaca algunos autores internacionales que también pasan a dominio público en este 2017. Autores como la escritora y poeta Gertrude Stein, el escritor, poeta y ensayista André Bretón, el dramaturgo y novelista alemán Gerhart Hauptman y el novelista e historiador británico H. G. Wells.
Discurso de Federico García Lorca en la inauguración de la biblioteca de su pueblo
Por el alto valor simbólico del discurso que Federico García Lorca realizó en la inauguración de la biblioteca de su pueblo natal (Fuente Vaqueros) allá por el año 1931 y por ser un autor que entra este año en dominio público, nos gustaría rescatar parte del texto que leyó en fecha tan señalada (podéis leerlo entero aquí) y compartirlo con todos vosotros:
[…]
Cuando alguien va al teatro, a un concierto o a una fiesta de cualquier índole que sea, si la fiesta es de su agrado, recuerda inmediatamente y lamenta que las personas que él quiere no se encuentren allí. “Lo que le gustaría esto a mi hermana, a mi padre”, piensa, y no goza ya del espectáculo sino a través de una leve melancolía. Ésta es la melancolía que yo siento, no por la gente de mi casa, que sería pequeño y ruin, sino por todas las criaturas que por falta de medios y por desgracia suya no gozan del supremo bien de la belleza que es vida y es bondad y es serenidad y es pasión.
Por eso no tengo nunca un libro, porque regalo cuantos compro, que son infinitos, y por eso estoy aquí honrado y contento de inaugurar esta biblioteca del pueblo, la primera seguramente en toda la provincia de Granada.
No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro. Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales que es lo que los pueblos piden a gritos. Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan. Que gocen todos los frutos del espíritu humano porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio del Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización social.
Yo tengo mucha más lástima de un hombre que quiere saber y no puede, que de un hambriento. Porque un hambriento puede calmar su hambre fácilmente con un pedazo de pan o con unas frutas, pero un hombre que tiene ansia de saber y no tiene medios, sufre una terrible agonía porque son libros, libros, muchos libros los que necesita, ¿y dónde están esos libros?
¡Libros!, ¡libros! He aquí una palabra mágica que equivale a decir: “amor, amor”, y que debían los pueblos pedir como piden pan o como anhelan la lluvia para sus sementeras. Cuando el insigne escritor ruso, Fiódor Dostoyevski, padre de la Revolución rusa mucho más que Lenin, estaba prisionero en la Siberia, alejado del mundo, entre cuatro paredes y cercado por desoladas llanuras de nieve infinita, pedía socorro en carta a su lejana familia, sólo decía: “¡Enviadme libros, libros, muchos libros para que mi alma no muera!”. Tenía frío y no pedía fuego, tenía terrible sed y no pedía agua, pedía libros, es decir horizontes, es decir escaleras para subir a la cumbre del espíritu y del corazón. Porque la agonía física, biológica, natural, de un cuerpo por hambre, sed o frío, dura poco, muy poco, pero la agonía del alma insatisfecha dura toda la vida.
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