Pautas que las bibliotecas deben tener en cuenta para ofrecer sus servicios a personas con dislexia
La dislexia es una dificultad en el aprendizaje que afecta al 15 % de la población mundial según el National Center of Learning Disabilities. Las bibliotecas no deben olvidar a estas personas y cumplir con uno de sus objetivos principales: el acceso a la información, por lo que la lectura es de vital necesidad para reducir los riesgos de exclusión social. Es por ello por lo que la IFLA ha elaborado una guía para proporcionar una serie de recomendaciones cuya finalidad es otorgar servicios bibliotecarios de calidad a las personas con dislexia.
La «Guía de servicios bibliotecarios para personas con dislexia – Revisada y ampliada» define a la dislexia como «un trastorno de base neurológica que interfiere en la adquisición y el procesamiento del lenguaje; por lo tanto se caracteriza por problemas en la lectura, ortografía, escritura, habla y/o escucha, lo que inhabilita para aprender a leer o escribir correctamente, sin importar la inteligencia o el esfuerzo».
La propia guía facilita una serie de características comunes del lector con dislexia, aunque este grupo de personas no puede ser considerado como un grupo homogéneo. Entre las características destacan que (1) leen despacio, (2) tienen que leer dos o tres veces ciertas palabras y pasajes, (3) tienen cierta tendencia a perderse en la página y, por tanto, tienen que buscar la frase que estaban leyendo, y (4) ponen mucho esfuerzo en leer palabra a palabra y, por lo tanto, no captan el sentido del texto.