De la biblioteca clásica a la biblioteca proactiva
Las bibliotecas han cambiado con el paso de los años. Tanto que si una persona llevase años sin ir a ellas se llevaría una grata sorpresa. Dichos cambios no tienen porqué romper con el pasado, son más bien fruto de la evolución y adaptación a los nuevos tiempos. Una suma y aporte de un nuevo valor y concepto que acerca la información, aprendizaje y conocimiento a las personas desde las bibliotecas.
Hace ya un par de años que Mikkel Christoffersen (asesor y consultor digital en las bibliotecas de Copenhague) realizó una presentación sobre la biblioteca proactiva, “The proactive library: getting smarter together”. En ella hacía mención a las diferencias entre lo que podemos considerar una biblioteca clásica y una biblioteca proactiva.
Las diferencias son sustanciales entre una y otra. Destaca la evolución de las bibliotecas en un mayor uso de recursos digitales, en centrarse más en los ciudadanos que en las propias colecciones, en hacer que sea la biblioteca la que salga del edificio y no esperar a que vayan las personas a él, en crear usuarios activos y participativos con la biblioteca, y en la gestión de las relaciones desde la propia biblioteca, entre otras cosas.