Los 10 derechos de los lectores
Los lectores tienen derechos. Derechos a qué hacer con un libro, cómo leerlo, cuándo hacerlo y de qué forma. Ser lector no es una obligación, ya que nadie te obliga a serlo. Y si eres lector nadie te puede decir cómo leer un libro. La lectura es un acto independiente y que cada persona siente a su manera. Te puedes saltar páginas, puedes releer si quieres, puedes leer cualquier cosa y sentirte el protagonista de la historia encarnando en tu piel las emociones del libro. Puedes leer en cualquier lugar, hojear libros porque tu tiempo sea limitado, leer en voz alta para el deleite de las demás personas y el deleite propio… incluso puedes leer en silencio, callarte y sentir la compañía del libro.
En el libro «Como una novela», de Daniel Pennac, se exponen los diez derechos de los lectores. Libro que recomendamos para reencontrarse con el propio yo lector y que da respuestas a ciertos actos lectores que se tienen. Seguro que si eres lector, no lector o lector ocasional te puedes llegar a sentir identificado con este decálogo. En las siguientes líneas hemos sacado pequeños extractos del libro.
1. El derecho a no leer
“Como toda enumeración de derechos que se precie, la de los derechos de la lectura debe abrirse por el derecho a no utilizarlo –en este caso el derecho a no leer-, sin el cual no se trataría de una lista de derechos sino de una trampa perversa”
“En el fondo, el deber de educar consiste, al enseñar a los niños a leer, al iniciarles en la Literatura, en darles los medios de juzgar libremente si sienten o no la «necesidad de los libros». Porque si bien se puede admitir perfectamente que un individuo rechace la lectura, es intolerable que sea –o se crea- rechazado por ella”
2. El derecho a saltarse las páginas
“Un gran peligro les acecha si no deciden por sí mismos lo que está a su alcance saltándose las páginas que elijan: otros lo harán en su lugar”
“Y luego, incluso cuando somos «mayores», y aunque nos repugne confesarlo, también nos seguimos «saltando páginas», por razones que sólo nos conciernen a nosotros y al libro que leemos”
“Digamos lo que digamos, este testarudo aburrimiento que entonces nos imponemos no corresponde al orden del deber, es una categoría de nuestro placer de lector”