El pasado 18 de junio tuvimos el placer de asistir, tanto de manera presencial como virtual gracias al streaming, a la conferencia de Javier Celaya “Tendencias en modelos de préstamo digital en bibliotecas: Cómo fomentar la demanda de préstamo de ebooks”, organizada por la Red Pública de Lectura de Euskadi, celebrada en Vitoria, con motivo de su décimo aniversario.
En el siglo XXI las bibliotecas no solo seguirán prestando sus actuales servicios con vocación pública, sino que además se convertirán en un lugar muy importante de descubrimiento, préstamo, subscripción y compra (sí, compra) de todo tipo de contenidos digitales (ebooks, música, cines, videojuegos, apps, etc.). En este contexto de transformación, las bibliotecas deberían asumir un mayor protagonismo en el proceso de redefinición de los modelos de relación con las editoriales para garantizar sus intereses y su papel en la sociedad digital. Este proceso no debe plantearse como una confrontación entre las partes sino como una negociación entre pares, ya que editores y bibliotecarios tendrán que aceptar que los modelos anteriores han quedado obsoletos. [Texto extraído de: “Descubriendo nuevos modelos de préstamo digital en bibliotecas” de Javier Celaya]
En dicha conferencia Celaya nos habló de la biblioteca digital como una biblioteca infinita basada en la intangibilidad del formato electrónico. Bibliotecas digitales cada vez más importantes por la proliferación de dispositivos electrónicos (los cuales están cambiando nuestra forma de leer contenidos) e Internet, el cual nos brinda una nueva forma de descubrir libros, ocio, cultura…
Las bibliotecas no son inmunes a esta transformación social / digital. Transformación en la cual no hay que tener miedo y donde el ensayo / error parece una buena fórmula para asumir el nuevo papel digital de las bibliotecas. Reto al cual se enfrentan las bibliotecas y donde hay unas 16 millones de personas usuarias de bibliotecas que confiesan que les gusta leer, por lo tanto ese sería el público al que habría que llegar… aún teniendo en cuenta que “los lectores digitales los tienen perdidos las bibliotecas y los lectores analógicos mayores no quieren pasarse al formato digital”, según se escuchó en una intervención desde el público asistente a la conferencia.
La biblioteca debe olvidarse de los lotes preestablecidos con libros que no van a ser utilizados o consultados por sus usuarios (de hecho Javier Celaya señala que el 65% de los libros de dichos lotes nunca se utilizarán), siendo de vital importancia que sean los propios lectores y bibliotecarios los que decidan el catálogo de la biblioteca digital. De hecho serían las propias bibliotecas las que deberían liderar esta redefinición de modelos, y no los agregadores de contenidos a plataformas, prestando especial atención a la posibilidad de añadir libros autoeditados y contenidos locales en las bibliotecas digitales. Además habría que tener en cuenta que el factor humano es esencial en las plataformas digitales siendo la tecnología utilizada de gran ayuda para el bibliotecario, el cual será el que decida los libros que debe haber en dicha plataforma (como se ha comentado anteriormente) y prescriptor de títulos a sus usuarios. Otro aspecto a tener en cuenta es que el préstamo interbibliotecario desaparecería entre bibliotecas integrantes de una misma plataforma.