Las bibliotecas públicas emergen como epicentros de equidad e inclusión en la sociedad digitalizada
Las bibliotecas públicas están superando sus roles tradicionales para posicionarse en la vanguardia de la equidad y la inclusión. En una época marcada por la transformación digital y la disrupción social, estos entornos multifuncionales, manifestándose en formas como MakerSpaces o FabLabs, emergen como campos fértiles para que distintos sectores de la sociedad colaboren en la creación de soluciones sostenibles, abordando desde problemas locales hasta desafíos globales. Un informe reciente detalla cómo las bibliotecas, extendidas por todo el mundo, están lanzando «laboratorios ciudadanos», convirtiéndose en centros dinámicos de creatividad, educación y participación cívica.
No obstante, la implementación de prácticas participativas revela una problemática latente: la perpetuación involuntaria de desigualdades sociales. El informe de investigación «La participación ciudadana en las Bibliotecas Públicas españolas», elaborado por la Dula y promovido por el Consejo de Cooperación Bibliotecaria, señala que, pese a sus intenciones integradoras, la participación en estos laboratorios enfrenta múltiples obstáculos, influenciada por factores como el capital cultural, la disponibilidad de tiempo y el acceso a recursos educativos. Esta realidad supone un desafío crucial para las bibliotecas, obligándolas a conciliar su función como promotoras de la equidad con las disparidades arraigadas en el contexto social.
Las bibliotecas son lugares muy especiales, que despiertan estima y valoración. El grueso de la población las ve como espacios abiertos, de confianza y proximidad, que cumplen un rol importante para las comunidades locales. Son, probablemente, unos de los equipamientos que reúnen más condiciones a la hora de fomentar la participación ciudadana y el trabajo comunitario. Lugares privilegiados desde los que ensayar nuevos paradigmas de gestión compartida de los equipamientos públicos y los bienes comunes.