El papel de las bibliotecas como mediadoras entre el usuario y la información no cambia aunque pasen dos mil años: la información está en la biblioteca y el usuario va allí a buscarla. Lo que sí cambia es la manera de proporcionar esa información.
El modelo de funcionamiento de la Red de Bibliotecas del Instituto Cervantes, con una red de bibliotecas dispersa por los 5 continentes, condiciona mucho el sistema de gestión de recursos y usuarios. Además, el tipo de usuario que acude a las bibliotecas es muy variado, pues por un lado están los alumnos de los distintos Institutos Cervantes (que representan algo más del 50% del total de usuarios), y por otro están los usuarios externos: estudiantes de español de otras instituciones, hispanistas y profesores de español, españoles residentes en el país, personas del país interesados en la cultura hispana, etc. Toda esta tipología de usuarios confluye en la base de datos de lectores de AbsysNet y es a ellos a quienes hay que garantizarles el acceso a la colección física y electrónica.
Cada vez hay más información en soporte electrónico y esta información está en plataformas diversas que, desde el punto de vista técnico, suponen una complicación en su gestión. La colección bibliográfica de la Red de Bibliotecas del Instituto Cervantes (RBIC) incluye, además de la colección física, libros-e, bases de datos, obras de referencia, películas y documentos sonoros en soporte electrónico. Cada tipo de documento es gestionado por una aplicación diferente. Así, los libros electrónicos, vídeos y parte de los documentos sonoros están gestionados por una plataforma que permite el préstamo electrónico de documentos; las bases de datos y las obras de referencia se gestionan desde otra distinta; y finalmente otra parte de los documentos sonoros están gestionados por una tercera.
¿Cómo integrar todos estos recursos de información electrónica junto con el resto de recursos disponibles en la biblioteca? Y lo que nos ocupa en esta reflexión, ¿cómo hacer que llegue a nuestros usuarios de la mejor manera posible?
La solución por la que nos decidimos fue implementar un módulo de autentificación de usuario para cada plataforma. Este módulo tiene como una de sus funciones admitir la validación de identidades contra la base de lectores de AbsysNet. Funciona como un servicio específico arrancado en un puerto del servidor AbsysNet y al que debe conectarse la aplicación externa o plataforma usando TCP/IP.
Este módulo de autentificación requiere que el usuario se identifique con el código de barras de su carné de usuario y la contraseña que le proporciona la biblioteca y que es la misma que utiliza en el espacio “Mi biblioteca” del OPAC. Una vez identificado, el sistema consulta en AbsysNet algunos parámetros del lector imprescindibles para permitirle o no el acceso al recurso, en nuestro caso la fecha de caducidad y si el usuario está sancionado o no.
La instalación del módulo de autentificación puede situarse antes o después de entrar en cada plataforma. Por ejemplo, en el caso del préstamo electrónico, el módulo de autentificación se abre solo cuando el usuario pincha en el botón “prestar”, de manera que puede recorrer libremente el escaparate sin necesidad de estar identificado. Por su parte, en el caso de la aplicación que gestiona los recursos electrónicos en red, el módulo de autentificación se abre cuando el usuario selecciona el título del recurso desde la página web en la que están recogidos todos los recursos.