Los peluches se pueden quedar a dormir en la biblioteca por una buena causa
El mundo de las bibliotecas y el de los peluches gozan de una buena sintonía. Aunque pueda parecer sorprendente, podemos constatar que es así. Es verdad que las bibliotecas tienen relación con casi todas las cosas y temáticas al ser fuentes de información, entretenimiento y conocimiento mundial… pero es que la relación biblioteca-peluche es hasta incluso beneficiosa para incentivar la lectura. Y no es que lo digamos nosotros, es que lo dice el estudio “The stuffed animal sleepover: enhancement of reading and the duration of the effect” (La fiesta del pijama de animales de peluche: mejora de la lectura y la duración del efecto).
Este estudio viene a sumar otro nuevo hito entre bibliotecas y peluches. Algunos ejemplos los podemos ver en la Biblioteca Pública de Nueva York (la cual es el hogar de Winnie de Pooh y sus amigos), en la Biblioteca Regional de Murcia (donde realizaron hace unos meses un taller de primeros auxilios con peluches), en el #ayudemosatigger de la Biblioteca Nacional de Chile o las técnicas de marketing bibliotecario con peluches que María Benítez compartió en BiblogTecarios.
Volviendo al estudio, comentar que lo que buscaba con él Yoshihiro S. Okazaki (investigador principal) era ver si la fiesta de pijamas de animales de peluches en las bibliotecas incentivaba la lectura de los más pequeños y ver durante cuánto tiempo les duraba el efecto lector (1 día, 3 días y 1 mes fueron los plazos temporales medidos).
Se invitó a que los niños (un total de 42 en etapa de preescolar y con una media de edad de 65 meses. Etapa en la que aún predomina la credulidad y la fantasía) llevasen los peluches que les habían dejado en clase (y tras un periodo de apego emocional entre niño y peluche en el aula) a la biblioteca (cosa que al final no pudieron hacer porque vieron que quedaba lejos la biblioteca del centro docente y se decidió hacer el estudio en una librería).